isfānāj -> espinaca
isfāny -> esponja
bāḏinjān -> berenjena
al-burnus -> albornoz
baṭṭa -> pato
ballūṭ -> bellota
al-bunduqa -> albóndiga
buššān -> pichón, buchón
ṭūfā -> trufa
ṣufaina -> jofaina
ṣulab -> julepe
al-ḥabaq -> albahaca
al-jaršūf -> alcachofa
ar-rūb -> arrope
ar-rūz -> arroz
rūḥā -> ruda
ar-rayhān -> arrayán
zurzūr -> zorzal
za’farān -> azafrán
zanjabil -> jengibre
az-zayt -> aceite
az-zaitūn -> aceituna
as-salqa -> acelga
as-sukbağ -> escabeche
sumāq -> zumaque
šīrāb -> jarabe
saniq -> axenúc
suṭra -> zurrón, bolsa
ṭabīna -> tahona
garbal -> garbelar, cribar
fidāus -> fideos
fisṭaq -> pistacho
fūliya -> poleo
al-fānīd -> alfeñique
al-qāḍis -> arcaduz
al-qaraniya -> alcaravea
al-qurş -> alcorza
qāsila -> cazuela
qasṭāla -> castaña
qaniṭ -> canuto
al-qāfir -> alcanfor
kā’k -> coca
kumīn -> comino
kayl -> kilo
al-muẓābana -> almojábana
al-murī -> almorr-salmuera
masṭik -> mástic, almáciga
mandil -> mandil
al-mihrās -> almirez
hindiba -> endivia
La Huella Árabe en la Cocina Española: Un Legado de Sabor y Lenguaje
La gastronomía española, rica en sabores y tradiciones, es un mosaico cultural en el que cada ingrediente cuenta una historia. Uno de los capítulos más fascinantes de esta historia es la influencia árabe, que no solo ha dejado su marca en la cocina española con ingredientes y técnicas culinarias, sino también en el idioma mismo.
Durante la Edad Media, al-Ándalus era una tierra de intercambio cultural donde musulmanes, cristianos y judíos convivían, compartiendo conocimientos, tradiciones y, por supuesto, recetas. Esta mezcla cultural se refleja en la lengua española, especialmente en el vocabulario culinario. Palabras como «az-zayt» (aceite) y «az-zaitūn» (aceituna) son esenciales no solo en la cocina española sino también en la dieta mediterránea, demostrando la permanencia de la influencia árabe.
La berenjena, o «bāḏinjān» en árabe, es un ingrediente clave en platos como la musaka o la escalivada. El «ar-rūz» (arroz) es la base de la mundialmente famosa paella, y especias como el «za’farān» (azafrán) y el «zanjabil» (jengibre) son indispensables para darle el sabor característico a innumerables recetas.
Incluso utensilios y elementos de la cocina llevan nombres de origen árabe, como «al-mihrās» (almirez), esencial para machacar y mezclar especias, y «qāsila» (cazuela), el recipiente tradicional en el que se cocina una gran variedad de guisos y estofados.
La presencia árabe en la cocina española es un testimonio del poder de la comida para unir culturas y trascender el tiempo. Cada plato que preparamos es una celebración de la historia y un recordatorio de cómo la cocina puede ser un puente entre culturas y épocas.