Fotografía Publicitaria, Fotografía de Alimentos o Fotografía Gastronómica en Valencia El ‘estilista culinario’, pieza clave en la fotografía de alimentos
Las deliciosas fotos, deben puro eye candy. Para ello te desvelo unos simples trucos para el buen estilismo de una foto culinaria exquisita: herramientas, colores, accesorios, composición, preparación y presentación. Trucos inspiradores que abrirán nuestro apetito por la fotografía de alimentos
No sólo los fotógrafos son una pieza clave en este tipo de fotografía, sino que especialistas como los ‘estilistas culinarios’ pueden trabajar codo con codo junto al fotógrafo para conseguir la fotografía perfecta. Este especialista es el encargado de conseguir que la comida del plato resalte con técnicas y trucos, para que el resultado final sea apetitoso y apetecible.
Deberás conseguir transformar a un plato en la estrella de una imagen de forma que me permita seducir todos los sentidos, aunque solo estimulen la vista. A través de una imagen, el plato debe transmitir sensaciones de aroma, textura, color, sonido, consistencia, temperatura, sabor, etcétera, y provocar una respuesta. Esto sería el “estilismo culinario”, un concepto que incluye conocimientos de arte, estética, diseño, mercadotecnia, química de alimentos, psicología, producción y, por supuesto, gastronomía, entre otras disciplinas.
El ‘estilista culinario‘ debería ser preferentemente un chef con experiencia en la cocina y conocimientos de fotografía, más que un fotógrafo aficionado a comer. Así, el estilista podrá saber exactamente durante cuánto tiempo es posible fotografiar de forma efectiva un emplatado antes de que se estropee. Carnes, verduras, salsas o un precioso postre de fresas pueden cuartearse o perder su textura inicial rápidamente. El estilista culinario tiene nociones de fotografía para trabajar la iluminación, pero también de química de los alimentos como para saber que, por ejemplo, tras media hora bajo los flashes, un apetitoso bistec se convertirá en una masa fofa de carne imposible de fotografiar.
1. Cuida los detalles
Muchas veces es necesario tener en cuenta la forma en la que cocinamos un plato porque puede ser un elemento clave a la hora de ‘comer con los ojos’. Si un alimento es cocinado a la parrilla, asegúrate que las marcas estén bien visibles y que estas destacan para que el plato sea más atractivo. Cada plato tiene su elemento diferenciador: encuéntralo y destácalo.
2. Luz natural
La luz natural es un arma de doble filo. Una fotografía ‘lifestyle’ de un plato encima de una mesa con sus cubiertos, vasos y una potente luz natural consigue que el espectador se identifique mucho más en la fotografía que si realizamos la fotografía en estudio. Sin embargo, para que la luz natural nos funcione debemos disponer de un ventanal lo suficientemente amplio para trabajar sin problemas.
3. Menos es más
Los elementos en un plato siguen una jerarquía y así debe quedar patente visualmente. Para fotografiar, es interesante probar con raciones que incorporen el ingrediente principal y un acompañamiento sencillo. Si atiborramos de acompañamiento una fantástica pieza de salmón, lo último en lo que piensa el espectador es en que el salmón es el protagonista del plato. Las porciones pequeñas y sugerentes, donde el producto principal sea el protagonista sin artificios ni ornamentos probablemente nos concedan las mejores imágenes.
4. Fotografiemos el detalle
Es interesante que además de fotografiar el plato en su conjunto, realicemos detalles de algunos elementos variando los encuadres para lograr fotografías poco usuales de los platos con los que trabajemos. Siempre hay algo de tiempo a la experimentación así que intenta encontrar tu propio estilo jugando con los encuadres para conseguir fotografías únicas.
5. Fotografiando en estudio
El estudio nos ofrece ventajas tremendas como la posibilidad de modificar la luz a nuestro antojo pero requiere de un mayor tiempo de planificación para conseguir una buena fotografía. Debemos cuidar al máximo el resultado para conseguir una iluminación que imite a la luz natural ya que de lo contrario la fotografía quedará artificial y eso afectará al resultado final. Una solución mixta podría ser fotografiar en casa con flashes para conseguir mayor naturalidad en el resultado final.
6. El enfoque, importantísimo
Cuando hablamos de enfocar una fotografía de un plato, debemos tener en cuenta que siempre debemos mantener el enfoque en el punto más cercano a la cámara para lograr nitidez en la parte frontal del plato, y desenfocar progresivamente la parte de atrás. De lo contrario podríamos obtener una imagen desenfocada en la parte frontal y trasera del plato, pero enfocada en el centro, lo que genera una gran confusión visual.
7. La perspectiva define el resultado final
¿Cuántas fotografías de alimentos has visto tomadas en un encuadre cenital? Precisamente, el plano cenital es uno de los peores encuadres que podemos encontrar: se anulan los volúmenes, la fotografía queda plana y muchas veces no somos capaces de distinguir nada. Disparando casi a nivel del plato, se obtiene una imagen realista y cercana en la que podemos apreciar mejor tanto el ingrediente como sus volúmenes. Para pizzas, tartas o cremas sí que es efectivo, pero para otros muchos alimentos no.
8. La agilidad y sincronía, claves
Los alimentos se estropean con mucha facilidad cuando llevamos un rato trabajando con ellos. Si no hay otra opción que trabajar con la comida que nos proporcionan, debemos hacerlo rápido y con una meticulosa y memorizada planificación de todas las fotografías que necesitemos para cada uno de los platos. Por ejemplo, para un entrante tal vez una simple fotografía sea suficiente, mientras que para un plato principal tomaremos algunas fotos más.
9. La comida, protagonista
Antes hemos mencionado que es importante realizar fotografías ‘lifestyle’ para conseguir que el espectador se identifique con lo que le enseñamos. Sin embargo, no hace falta montar un mantel extravagante o una vajilla recargada. La protagonista es la comida. Si añadimos cualquier extra, que sea lo más discreto posible para evitar que el espectador se despiste.
10. La iluminación, trasera y lateral
Es muy recomendable que la iluminación principal venga de la parte trasera y lateral. Este tipo de iluminación nos permite apreciar mejor los volúmenes del plato que si lo iluminarlo de forma frontal, con la que se aplanaría y la comida no resaltaría. La clave está en transmitir que además de que lo que se muestra tiene buen sabor, es grande, jugoso y apetecible.
11. Pequeños trucos que pueden concedernos mucho tiempo
En la fotografía de alimentos es posible emplear trucos para conseguir poder fotografiar un elemento más tiempo del que deberíamos poder fotografiarlo. Por ejemplo, podemos usar glicerina para simular durante varias horas la condensación de una botella de cerveza recién sacada del frigorífico, o emplear aerosoles de colores para dar a la carne un aspecto más tostado del que realmente tiene. Son pequeños trucos que debemos ir recopilando y que nos permitirá trabajar cómodamente sin los problemas que nos atosigan cuando trabajamos con elementos reales.
12. El procesado, mejor al natural
Los ajustes básicos de la fotografía como el contraste, la exposición o la corrección de color no son un problema siempre y cuando no realicemos procesados agresivos. Grandes contrastes o filtros de colores son recursos que no deberíamos emplear para conseguir una imagen lo más natural y realista posible.